Dicen que uno se hace viejo cuando comprende que quedan menos días por vivir que los que ya hemos vivido.
Pero no es así, en realidad comenzamos a envejecer cuando perder seres queridos se convierte en costumbre.
En unos pocos días he perdido a tres personas queridas, y los retratos en mis estantes, de personas que ya no volverán, empiezan a ser más abundantes que los de las personas vivas. Pero quizás, de las últimas perdidas, la que más me duele es mi amiga Rosa Ainsa Guindeo.
Lo otros eran muy mayores y es quizás ley de vida, pero Rosa ha sido especialmente doloso.
A ella, tan sobria, no le gustaría que hablara de ella, pero necesito dolerme por ella, porque no es justo.
Ella sufrió en su vida, por los hijos, por la familia, por ella misma y por sus amigos y cuando hace poco parecía que al fin salía adelante, que veía una luz en el camino, cuando conseguimos convencerla para comercializar su joyas y pensar un poco más en ella misma y menos en los demás tras dedicar tanto a ellos, siempre tan sentida para todos.
Va y me la mata un cáncer de pulmón.
Y no es justo.
En momentos como este querría creer en algo, creer que la muerte no es el fin, que veremos a nuestros eres queridos algún día, que todo tiene algún sentido, algún motivo oculto, que forma parte de un plan general que no podemos entender y que ese sufrimiento se justifica.
Pero no, no es así.
El universo es infinitamente injusto, es aleatorio y fortuito. No existe una mecánica rectora, un plan general, un arquitecto universal.
Las cosas pasan porque estadísticamente pueden pasar y por tanto, forzosamente, pasaran en algún momento y algún lugar, o quizás no.
Así de caprichoso y absurdo es todo.
No hay motivo porque no hay inteligencia, simplemente las cosas pasan, fluyen.
Y se nos hace imposible aceptarlo, necesitamos creer en una explicación que nos consuele, que nos permita seguir adelante, que nos ayude.
Pero no es así, es más fácil creer en cualquier cosa antes que aceptar al dura verdad.
Los que mueren, ya no están. Se fueron y no volverán nunca.
Es así de cruel.
Si sufrieron y fueron nobles no obtendrán premio, ni sus penas alivio.
Solo en los cuentos el malo sufre su justo castigo.
Las vidas no tendrán más sentido que el que tuvieron mientras estuvieron aquí, nada más.
Y es esto lo doloroso, lo inmensamente doloroso. La conciencia de la futilidad e inutilidad del dolor, del sufrimiento, de la muerte.
Quizás sea mas fácil, más cómodo, y en realidad lo envidio, creer que no es así. Pero también es más peligroso, porque tendemos a creer que no importa. Que si alguien sufre y muere, bueno, en la otra vida se le resarcirá.
Así que, que importa ¿no?
Pero solo hay una vida y una vida perdida es una vida malgastada, no hay otra oportunidad, ni podemos volver a la casilla de salida
Es más difícil y doloroso, requiere más valor enfrentarse a la vida con al certeza de la finitud de la vida, pero también se valora más.
Se sufre la perdida con más intensidad, pero se valora mas la vida y la existencia.
Pero no es de filosofía o de religión de lo que hablo ahora, solo quiero que se entienda mi dolor en su forma real.
Hablo de la perdida de una amiga, que me ha arrancado un trocito de alma más.
Y quisiera que esta pagina la vieran no unas docenas de personas, en el más optimista de los cálculos, sino millones, porque siento que la única forma de que no se valla del todo mi amiga es que la recordemos y siga viva en nuestro corazón.
Y cuantos más la recordemos, más vivirá.
Pero de momento, solo unos pocos la recordamos y sigue faltándome un trocito del alma.
Hasta siempre Rosa, te quiero mucho.
Te he dejado un mensaje, también, en el blog de Fernando.
ResponderEliminar¡Qué putada, joder!.
Que la tierra le sea leve...
He dejado también un comentario en el blog de Fernando.
ResponderEliminar¡Qué putada, joder!.
Que la tierra le sea leve...
Jorge esta reflexión tuya sobre Rosa y la vida la encuentro acertada. No se trata de que crea en todo lo que dices, sino que aprecio sinceridad y profundidad en ello.
ResponderEliminarcapamunt
Su muerte me ha lastimado mucho.
ResponderEliminarDescanse en paz.
"El universo no tiene que estar en perfecta armonía con los deseos humanos" Carl Sagan.
ResponderEliminarEl universo tiene sus leyes, independientes de nosotros y esas leyes se cumplen, independientemente de nuestras espectativas. Estamos solos.
Un abrazo
Fernando
Si, así son las cosas.
ResponderEliminarPor cierto, por un error mio, los mensajes han sido retenidos y no me habia dado cuenta.
Ya ha sido subsanado y espero que no ocurra mas en el futuro.
Aqui hay libertad de expresion y no se censura nada ni a nadie.