¿De que va esto?

¿Que de que va esto?. Pues... Decía don Alberto — Einstein, por supuesto— que; “Mi vida es una cosa sencilla que podría no interesar a nadie. Es un hecho probado que nací, y eso es todo lo que es necesario saber”.

Yo soy mucho menos interesante que él, y además tengo el muy grave defecto de no callarme ni debajo del agua.

Así tengo de enemigos y un puñado de amigos.

Por eso esta y otras páginas van a ir de mis obsesiones personales; la fotografía, los Macintosh, mi gata, la ciencia ficción en la literatura, la libertad de opinión y expresión…

Y cada una de ellas tendrá su sitio, bien organizadito y a veces con afán de lucro, ¡que soy pobre!¡que puñetas!

¿Le interesara a alguien? bueno, eso deberá decidirlo en cada caso el observador.

LosAtrabiliariospuntoORG? será el lugar donde opinare sobre lo divino y lo humano, y sobre todo tocare los adjuntos a tanta mente bien pensante que por el pellejo bovino campa a su aire.

Puedo irritarle o puedo agradarle, pero por favor, no me pida que me calle si no pienso como usted.

Advertido queda.


Aviso a netvegantes (?).


Odio, odio, odio a Piter Pan… digo… odio la censura.


Puedo cambiar de canal, pasar la pagina o apagar la radio, pero nunca le negaría la oportunidad de expresarse libremente ni al más repugnante impresentable… bueno, a Ansar le deseo una buena laringitis.


En esta página nunca censuro a nadie, jamas… en todo caso… puedo contestar y aténganse a las consecuencias el opinante, por algo esta es mi casa.


Si alguien escribe un comentario y no lo ve publicado solo puede obedecer a dos motivos:

Uno, fallo técnico, informático o de sistema.

Y dos, no se me ocurre ningún otro motivo posible por mi parte.


Así que se diera que no se publica un comentario, en este casos agradeceré que se me notifique por las cuentas de correo para subsanar el fallo.


Gracias… o no, oiga.

jueves, 23 de julio de 2009

La ciencia esta madura, pero, ¿y la humanidad?

— Johannes Kepler escribió: “No nos preguntamos cual es la finalidad práctica del canto de los pájaros ya que cantar es un placer para ellos y es para lo que fueron creados. Igualmente, no debemos preguntarnos porqué la mente humana examina los secretos del cielo. La diversidad de los fenómenos de la naturaleza es tan grande y los tesoros escondidos en los cielos son tan ricos precisamente para que la mente del hombre no este nunca falta de alimento”.


Bellas palabras. Sublime pensamiento, pero esta contaminado, tiznado de una pensamiento homocéntrico que se me hace repugnante.


Las maravillas del cosmos están ahí a pesar de los hombres, y seguirán estando, alumbrando el universo miles de millones de años después de que el último hombre solo sea polvo. Átomos dispersos al viento estelar.


Independientes e indiferentes a la humanidad.


Podemos estar orgullosos de formar parte del Cosmos. Yo lo estoy. Pero es necesario que adoptemos la necesaria humildad para poder reverenciar, no precarias representaciones antropomórficas de limitadas interpretaciones de la naturaleza. Sino la maravillosa arquitectura, el sublime equilibrio que compone el tejido del universo.

Del que somos una infinitesimal parte.

Para su comprensión empezamos a estar preparados, no necesitamos inventivas.


Pero.


Si seguimos pensado en nosotros como escala y medida de todo lo que vemos, solo lograremos padecer una miopía extrema.


Y acabaremos por destruirnos estúpidamente los unos a otros. Cosa que no supondrá la más ínfima anécdota en la sinfonía cósmica.


En la biblioteca de Alejandría la ciencia alcanzó quizás la pubertad, alejada de la realidad social, convertida en herramienta y entretenimiento de los poderosos porque ellos la mantenían y protegían como afición o juego.

El pueblo ignorante y oprimido asesino a la última bibliotecaria; Hipatia. 

No podían revelarse contra sus opresores y romper las cadenas de la esclavitud. En su ignorancia, la superstición designo un responsable más sencillo y conveniente: Una mujer independiente e inteligente, adelantada siglos a su tiempo.

Sus contemporáneos destruyeron la biblioteca y todo lo que representaba, manipulados por la mezquina superstición, instigada por el arzobispo de Alejandría, el Santo Ciro.


La ciencia retrocedió mil años o más en favor de la ignorancia, la superstición y el beneficio del poder.


Diecisiete siglos después la ciencia ha logrado alcanzar, quizás la edad adulta, que no la madurez.


Pero la sociedad sigue siendo inmadura, gobernada por infantiles críos enrabietados que disfrutan arrancándole las alas a las moscas que gobiernan, regodeándose en el dolor que provoca su poder.


“Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de esos temas. Esto constituye una formula segura para el desastre”.


Solo el conocimiento puede evitar el desastre, pero para ello debemos ser maduros para olvidar la superstición y humildes para conocer nuestro lugar en el cosmos


La ciencia esta preparada para otorgarnos el conocimiento, que esta ahí para alimentarnos, ¿estamos nosotros, como sociedad y especie, preparados para madurar?


La diversidad de los fenómenos de la naturaleza es tan grande y los tesoros escondidos en los cielos son tan ricos simplemente por si mismos.

¿Estamos preparados para que alimentar nuestra mente con ellos?


Pero me temo que la respuesta a esta crucial pregunta es obvia, basta con solo encender la televisión y observar atentamente para adivinarla.


Jorge Díaz.

lunes, 20 de julio de 2009

Repite, repite…


—”Sí repites lo suficiente una mentira, la gente acabara creyendo que es la verdad”.


En el sepulcro de Compostela, famoso, frecuentado y rentable lugar de peregrinaje religioso–turístico, no esta Santiago “El Mayor” sino un oscuro líder herético, arrianico creo recordar, aunque no soy experto en herejías así que corramos un oscuro velo.

Aquel hereje fue famoso y venerado en su época, tanto que las autoridades religiosas visigodas temerosas de su popularidad en una época en la cual su poder no era omnímodo sino inestable, lo decapitaron.

Sus seguidores adeptos le enterraron y con el tiempo construyeron un pequeño templo alrededor de su sepulcro cuando su popularidad lo convirtió en un lugar de peregrinaje para sus adeptos.

Siglos después, la ruta de peregrinaje cruzaba Europa y se había convertido en algo mucho más importante que una simple costumbre de culto desviado del vulgo, por lo que sustituyeron el templo por una catedral y el maestro Mateo esculpió su obra maestra en honor a la vieja carroña herética.

La iglesia, siempre experta en adaptarse, decidió al fin que era más fácil adoptar la costumbre popular, convenientemente modificada, que intentar combatirla.


Por el años mil, la ruta jacobea a Compostela se había convertido en una de las más importantes tradiciones religiosas cristianas, si no la más importante.


Por cierto, la obligada peregrinación a La Meca es posterior a la ruta de la vía láctea, se estableció varios siglos después de la muerte de Mahoma en el 632, cuando Compostela ya era un punto de peregrinaje para los cristianos — más o menos herejes aún —.


Aquel hereje olvidado — yo reconozco que no consigo recordar su nombre, pero cualquiera puede buscar su historia, no es muy popular, pero tampoco es un secreto —, se convirtió por ventura de la maquinaria propagandística de la iglesia en el Apóstol Santiago que llego en una barca a galicia, dicen algunos que en una barca de piedra.

La verdad es que es muy curioso ver flotar una genuina barca de piedra, muy populares en ciertos pueblos de galicia, pero dudo que una de ellas pudiera navegar desde palestina por mar abierto, por muy milagroso que fuera el hecho.


Lo llamativo de esta historia no es la supina ignorancia histórica consustancial a  cualquier superstición religiosa, ya que si se conoce la historia es difícil tragarse las fantasías que forman los artículos de fe de cualquier superstición, generalmente muy mal hilvanados.

Sino el echo de que fue la iglesia quien empleo por primera vez la asimilación de una conducta social para neutralizar el perjuicio que a sus interese le produce esta.

Al menos de forma masiva, organizada y sistemática.


A poco que uno se moleste en buscar se dará cuenta que casi todos los mitos religiosos, tradiciones pías y hasta las fechas de culto de la iglesia ocultan otras anteriores de origen idolatra o simplemente tradicional de los pueblos preromanos.

De igual manera, los templos católicos se levantan sobre templos anteriores, generalmente romanos en nuestra tierra — lo mismo pasa con las mezquitas en tierra de moros, véase Santa Sofía en Constantinopla, por ejemplo —, que a su vez fueron erigidos en lugares propicios que anteriormente se utilizaban los ritos célticos o iberos — o cualesquiera otra creencia primitiva —.


Para ocultar tus creencias superpongo encima las mías, con el tiempo tu creerás que estas adorando mis dioses y olvidaras los de tus ancestros.


En el mundo  moderno no solo las supersticiones hacen uso de la técnica de superposición y fagocitado. De echo, esta técnica se ha vuelto en extremo habitual, casi constante, tanto que mudamos nuestras opiniones a toda velocidad y sin percatarnos a poco que no prestemos atención.


Cualquier aficionado a la música conoce cientos de ejemplos de fagocitado de las músicas populares, que generalmente son una forma de protesta o rebelión contra el discurrir organizado generalmente aceptado como socialmente normal.


El Jazz nació del Blues que no era nada más que una disfraz que los esclavos negros le pusieron a sus cánticos y ritos tribales originales, para dar salida a su desesperación en forma de cánticos, pero dulcificados y convenientemente maquillados para que sus amos no se dieran cuenta de que era una forma de protesta y rebelión contra ellos.

Pero con los años se ha convertido en una forma de música domesticada, culta, no solo consumida por los blancos, sino por las clases sociales que descienden directamente de los esclavistas.

El jazz es… ¿pijo?

Robado a sus fuentes originales y despojada de todo sus valor subversivo.


El proceso comercializador que para amaestrar esta música duro casi siglos, se ha hecho corto con otros estilos, como el Rock, el Pop, el Punk. O más descarado y rápido con el Rap o el Hip–hop, que  de ser formas casi clandestinas de música para grupos marginados de la sociedad yanqui, música del gueto. Han pasado a ser todo un entramado comercial mercantil en manos de aquellos contra los que se rebelaban los negros delincuentes del gueto al “versar”.

Hoy, cualquier niñato de papa, niño pera de barrio pijo, se calza ropa rapera del corte británico y se pone a rapear con sus colegas porque mola.

Un genuino negro rapero de los ochenta o los noventa le partiría el culo a cualquiera de estos gualtrapas que se atreviera a llamarle “hermano”, como ocurría en cierta película reciente.


A mi me da igual asco ver a un Lacoste oír a Topo, Ñu, o incluso Barricada en su flamante ipos de ultimísima generación. Todo feliz. 

Esa música no es para esa gente, aunque la discográfica de turno haga caja con la reedición domesticada para celebrar el aniversario de la movida madrileña.

¿Que coño tendrá que ver? Es poner un gugenjein encima de un barrio obrero desahuciado, convertir en lujoso barrio bien la sangre de la desesperación de aquellos que se dejaron la vida en construir la riqueza de los que ahora compran los pisos caros con vista a la ría.

¿Quien se acuerda del Bilbao que dio origen al rock radical vasco?.

No, ya esta domesticado. Sus cedes se venden en las mejores tiendas, ¿verdad?


Pero es el negocio.


El sistema absobe, fagocita la rebelión y la convierte en pagina de estilo de revista dominical.

Es al mejor forma de yugular el descontento, cuando el grito desesperado de rebelión y protesta se convierte en sección fija de un centro comercial, ¿que sentido tiene?

Solo uno; ganar dinero para el capital contra el que nació.


La teoría esta expuesta, aplíquenla a cualquier ámbito y verán que siempre se cumple.


A los viejos revolucionarios siempre nos roban nuestras revoluciones.


Jorge Díaz.