Las matemáticas no son mi fuerte, nunca tuve un buen profesor y a estas alturas ya no tengo cabeza para estudios superiores.
Bueno, ni cabeza, ni manos, ni pies, ni hígado, ni ninguna otra parte de mi cuerpo, pa que negarlo.
Pero hoy comenzaremos por un simple problema de colegio.
Un tendero vende un artículo a diez euros, si le compran dos él regala otro más, pero aún regalando un ejemplar gana dinero.
¿Cuanto le cuesta a él cada artículo y cual es su beneficio en cada uno?
Veamos; el primer pensamiento — equivocado — dice que dos artículos cuestan veinte euros por lo que si se puede regalar un tercero, el coste de este se divide entre ambos, un cincuenta por ciento a cada uno. ¿Cinco euros?
No, ya que en ese caso, si el coste del artículo es del cincuenta por ciento, al regalar uno no ganaría nada y el tendero saca beneficio aún regalando un tercio de mercancía.
Tampoco es cierto que el comprador compre por el mismo precio un treinta y tres más por ciento de mercancía.
Porque el precio de venta no es el mismo que el coste del artículo.
Aún teniendo en cuenta que lo que el tendero regala no es el precio de venta del artículo sino su conste neto, es evidente que su margen de beneficio debe ser notable.
En realidad, no podemos contestar la pregunta porque nos faltan datos, — yo por lo menos — pero si podemos especular con que su margen de beneficio por artículo.
Por ejemplo; si su margen es de la mitad, tenemos que seria de cinco euros por unidad. Si sustraemos del beneficio de cinco euros por articulo el coste del tercero obtenemos que el tendero aún gana cinco euros pese al regalo.
Es un beneficio que a muchos de nosotros nos parecerá más que razonable.
¿Y si le damos la vuelta a la pregunta?
Si un tendero puede regalar un tres por dos — o un siete por cuatro, da igual — y sacar un margen de beneficio “razonable” eso quiere decir que cuando un consumidor desea solo un artículo, en realidad esta pagando un fuerte recargo innecesario que no solo no tendría porque pagar sino que le esta proporcionado un beneficio injusto al tendero, porque paga un artículo y medio en vez de uno solo artículo.
Sí es cierto que en una oferta tres por dos, el consumidor de una sola unidad paga una y media.
¿A que coño viene tanta cuenta?
Fácil, en estos tiempos de crisis — según para quién, claro. Dicen que se ha acabado al fiesta y ahora todos nosotros tenemos que pagar la factura, pero lo que nadie me explica es porque tengo yo que pagar una fiesta en la que nunca me han dejado entrar, es como ir a la discoteca, pagar la entrada y que el gorila no te deje entrar, ¿que gilipolla lo aceptaría? pues para esto de la crisis nos están vendiendo la misma lógica y nadie se queja, pero eso para otro artículo — en tiempos de crisis, digo, están vendiéndonos como ayudas a las personas en dificultades las ofertas tres por dos y similares de las grandes superficies.
No, el supermercado no me hace feliz.
Hay que partir de la base que estas grandes superficies, nefastas para el pequeño comercio y completamente insensibles al paro que generan en ese pequeño comercio allí donde se implantan, en nombre de SUS beneficios.
Estas empresas, generalmente multinacionales, practican el capitalismo neoliberal más salvaje, pagando poco a sus empleados en pésimas condiciones, estorsionando a sus proveedores y aprovechándose de dádivas, no siempre legales, que los poderes públicos les conceden para establecerse creando riqueza en el pueblo mientra paradójicamente destruyen el tejido comercial del mismo.
Esas empresas NUNCA pero NUNCA pierden dinero por mucho que diga su publicidad.
Entonces… ¿que pasa?
Nada o todo, como se quiera. En realidad nada cambiara hagamos lo que hagamos —a no ser que lo hiciéramos todos juntos y a la vez, pero eso es fantasía —, seguiremos pagando precios abusivos y seguirán ganando a base de engañarnos legalmente.
Pero lo importante es que no nos dejemos engañar; no existen descuentos o ofertas, y el que se marcha corriendo al “super” con el folleto de turno en la mano — no se rian que he visto paisanos haciéndolo, con estos ojitos — para comprar más de lo que necesita porque así paga menos por cada unidad, pero paga más producto del que necesita, lo único que hace es el tonto.
Cuando necesitemos tres latas de mejillones y nos regalen una, pues muy bien, pero si solo necesitamos una lata, ¿porque comprar dos?
La mejor política — para el pobre — en tiempos como los actuales es compra solo lo que uno necesita y en la cantidad que necesita, cuando lo necesita, y nada más, por muchas ofertas que nos hagan.
Lo demás, por muy disfrazado de seda que nos lo pongan, es despilfarro y aumentar la cuenta de beneficios de los de siempre que nunca pierden.
Que casualmente son los mismos que han disfrutado y disfrutan de la fiesta de forma abusiva y son los mismos que nos la están haciendo ahora pagar la cuenta a todos nosotros.
No se, pero creo que si es amarillo y sale de la cola… pos va a ser que nos están meando por mucho que digan que llueve.
Jorge Díaz.
P.D.: Y dejen de mirarme el dedo, leche.