¿De que va esto?

¿Que de que va esto?. Pues... Decía don Alberto — Einstein, por supuesto— que; “Mi vida es una cosa sencilla que podría no interesar a nadie. Es un hecho probado que nací, y eso es todo lo que es necesario saber”.

Yo soy mucho menos interesante que él, y además tengo el muy grave defecto de no callarme ni debajo del agua.

Así tengo de enemigos y un puñado de amigos.

Por eso esta y otras páginas van a ir de mis obsesiones personales; la fotografía, los Macintosh, mi gata, la ciencia ficción en la literatura, la libertad de opinión y expresión…

Y cada una de ellas tendrá su sitio, bien organizadito y a veces con afán de lucro, ¡que soy pobre!¡que puñetas!

¿Le interesara a alguien? bueno, eso deberá decidirlo en cada caso el observador.

LosAtrabiliariospuntoORG? será el lugar donde opinare sobre lo divino y lo humano, y sobre todo tocare los adjuntos a tanta mente bien pensante que por el pellejo bovino campa a su aire.

Puedo irritarle o puedo agradarle, pero por favor, no me pida que me calle si no pienso como usted.

Advertido queda.


Aviso a netvegantes (?).


Odio, odio, odio a Piter Pan… digo… odio la censura.


Puedo cambiar de canal, pasar la pagina o apagar la radio, pero nunca le negaría la oportunidad de expresarse libremente ni al más repugnante impresentable… bueno, a Ansar le deseo una buena laringitis.


En esta página nunca censuro a nadie, jamas… en todo caso… puedo contestar y aténganse a las consecuencias el opinante, por algo esta es mi casa.


Si alguien escribe un comentario y no lo ve publicado solo puede obedecer a dos motivos:

Uno, fallo técnico, informático o de sistema.

Y dos, no se me ocurre ningún otro motivo posible por mi parte.


Así que se diera que no se publica un comentario, en este casos agradeceré que se me notifique por las cuentas de correo para subsanar el fallo.


Gracias… o no, oiga.

lunes, 6 de julio de 2009

No nos metamos en Honduras.

Hace unos días oí hablar de protestas en Honduras, por lo que pude entender, resulta que el presidente democráticamente elegido quería hacer un referéndum para cambiar la constitución y poder volver a presentarse a las elecciones, pese a que otros oligarcas habían votado para que ese referéndum fuera ilegal.


Ya estamos como siempre, pensé.


Pero que resulta que a los pocos días, los militares de aquel país, por orden de las oligarquías que no apoyaban al presidente, supongo, porque siempre es así. En un arranque de generosidad, van en plena noche, lo secuestran, lo meten en un avión en pijama y lo largan del país.

Y digo que fue un arranque de generosidad porque en estos casos, el presidente cesado solía ser tratado con menos miramientos.

Al otro día, el jefe del ejercito y una vez salvada la patria, va y cede democráticamente el poder al presidente de la cámara de representantes — o algo así — que muy digno asume el cargo y promete poner en orden las cosas y convocar elecciones “en cuanto sea posible”.


Elecciones que probablemente compitan con las iraníes en limpieza.


Bueno, pues entonces toda la comunidad internacional va y se cabrea, condenando el golpe de estado y amenazando al pueblo hondureño con graves sanciones si no reponen al presidente legal, que dos días antes era reprendido en los mismos círculos internacionales por querer cambiar la constitución para eternizarse en el poder.


Acto seguido, las protestas en el país se recrudecen y los mismos antidisturbios que reprimían a los que antes protestaban por la jugada del presidente, se ponen a reprimir a los que ahora piden que vuelva.


El presidente desahuciado insiste en volver por la buenas o por las malas y es advertido por las autoridades hondureñas de que “allá él, ya sabe a lo que se arriesga”.

Y la Organización de Estados Americanos expulsa al pueblo hondureño, y se les cancelan los créditos y las ayudas para presionar a los golpistas.

Así anda la cosa.


Habrán observado, y si no es así es que miran poco y mal, que he diferenciado entre oligarcas golpistas, oligarcas presidencialistas por un lado y el pueblo de Honduras por otro.


Por poco que se sepa de la historia reciente de esos países, cualquiera se dará cuenta que la cosa pasa por ser una pelea entre oligarcas que  no han llegado a un acuerdo amigable sobre el reparto de la riqueza del país, y como es lógico y tradicional lo han arreglado con un golpe de estado.

Cuando los oligarcas sudamericanos no cumplen con su voluntad, dan un golpe de estado contra los rivales… o un presidente demócrata como Allende, por ejemplo.

Es la forma tradicional de ajustar cuentas en estos países, generalmente arbitrado por la compañía, por las multinacionales, el F.M.I o el departamento de estado entre otros, según el reparto de intereses, claro esta.


Y el caso es que como es lógico y también tradicional, quién paga el destrozo es el pueblo.

En este caso, la gran mayoría de la población hondureña es pobre y necesita la ayuda internacional, la poca que les llega al final del proceso de mordidas, para poder sobrevivir — de la conveniencia de que pueblos enteros tengan como forma de vida la ayuda externa hablaremos otro día, ¿vale? —.

Ni a los milicos, ni a los oligarcas les hace ningún tipo de daño las sanciones internacionales, les importa un carajo, si no fuera así, hace años que otros países se hubieran democratizado… bueno, por decir algo.

Así que a estas horas, cuando escribo, no se si el expósito habrá vuelto o no, si habrá sido repuesto o defenestrado, y si la comunidad internacional seguirá torturando a los hondureños o no.

Lo que sí seguirá siendo cierto es que, con la más absoluta indiferencia de la  comunidad internacional, o quizás a propósito, el pobre pueblo hondureño seguirá siendo pobre y miserable y los oligarcas seguirán repartiéndose la tarta a su gusto.


Antes de acabar, un último detalle políticamente incorrecto. Creo que el pueblo hondureño tiene lo que se merece, porque si antes salían a la calle para protestar por que un oligarca quería seguir en el poder, y ahora protestan porque otro oligarca lo ha depuesto para seguir en el poder, en vez protestar y luchar para eliminar a TODOS los oligarcas que les gobiernan desde que se independizaron, que sería la única forma de salir de la miseria en la que viven, pues la verdad, o son imbéciles o si no no se explica.

Así que los pueblos que no aprenden de su historia tienen el presente que merecen  y la verdad es que merecerían aun más en el futuro, a ver si escarmientan y aprenden, si no es así, no tendrán nunca un futuro.


Jorge Díaz.

2 comentarios:

  1. Jorge, los pueblos que no saben leer y escribir, son fáciles de manejar. Y los pueblos que saben leer y escribir, son manejables e influenciables de otros modos. Dictaduras y tiranías encubiertas las tenemos repartidas a lo largo del mundo. Así va el mundo, que es un gusto. Te felicito por el artículo. Brillante.

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  2. Ya ves, es tan facil como usar los sentidos y sobre todo el menos comun; el sentido comun.

    Pero lo peor no es la mayor o menor cultura de los pueblos, sino su absoluta falta de practica en el hecho de pensar.

    Pensar es dificil y da muchas agujetas con la falta de practica, no pensar embrutece y a una "bestia" se la amaestra facilmente.

    Jorge Diaz

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