... mantenemos una discusión permanente y no queda excluido que se pueda entrever la posibilidad de un acuerdo eventual que convenga a ambas partes.
—¡Vale, pero yo sin condón no follo!
¿Ha quedado claro?, ¿no?, Bueno, pues veamos…
Es una pura cuestión de biología, de selección natural y supervivencia de las especies.
Los seres humanos semos mamíferos superiores (?), y entre ellos, los mamíferos, generalmente se trata de que los mejores genes sean transmitidos para mejorar la especie.
La supervivencia de los más aptos… más o menos.
Entonces tenemos dos comportamientos innatos muy claros:
Por un lado, los machos compiten entre si para que el más fuerte y lustroso, — que no el más inteligente, la inteligencia no tienen nada que ver en el asunto, y es por esto que especies muy poderosas pero claramente imbéciles se han extinguido —, sea el dominante y el que conquista el derecho a procrear.
Es más, este macho dominante, en muchas especies, disfruta del acceso en exclusiva a todas las hembras cercanas — cosa que en teorías parece un callejón sin salida biológico, ya que ciertos genes masculinos tienden a repetirse, solo hay diversidad en los femeninos, pero como en realidad solo hablamos de reiteración en la mitad de los genes… pero en fín es una cuestión difícil —.
Por otro lado tenemos a la hembras que tienen como imperativo elegir al mejor macho, el que por competición es el más lustroso, más poderoso, y por tanto el que mejores genes puede aportar… en teoría y solo físicamente, que, reitero,la inteligencia no es un caracter decisivo en evolución.
Pero estos machos fuertes, también puede aportar protección y manutención de la camada.
Hay casos como los osos en los que el macho se vuelve refractario a los cachorros ya que una hembra con camada no quiere copular, por lo que pretende eliminar a los cachorros, aunque sean suyos, para poder follar.
En este caso, la hembra es solitaria y huye del macho.
Otro tanto ocurre con los leones, cuando un macho joven derrota al macho dominante, las hembras con cachorros del anterior jefe tienen que huir de la manada ya que la primera medida de gobierno del nuevo jefe será eliminar a los cachorros de su antecesor para poder procrear de inmediato, y transmitir sus genes.
En otros casos como los cánidos, se forman parejas estables que a veces duran varias temporadas o incluso, de por vida.
Los lobos o las hienas, son matriarcados, son las hembras las que dominan la manada, pero de igual manera, los descendientes de una reina destronada son, en el mejor de los casos, defenestrados en el escalafón social o expulsados de la manada.
Los grupos de hembras a veces solo permiten la presencia de machos jóvenes o que se aproxime un macho dominante solo durante la época de celo, como en los elefantes africanos. Este es también un comportamiento común, pero menos abundante que los clanes de hembras con un macho dominantes como en casi todos los herbívoros de gran tamaño como los cérvidos o los cápridos.
Pero no solo estos, porque nuestros primos los gorilas también tienden a seguir esta estructura califal, aunque de forma algo más civilizada, ya que lo único que se les niega a los machos subordinados es la cópula.
Los chímpances o los más avanzados bononos son de los pocos casos en que la sexualidad es casi independiente de la procreación, siendo en estos últimos, una forma de relación social que tiende a mantener una cierta cohesión pacifica de la manada o tribu.
Una hembra nueva se ayunta con los machos de la manada a modo de “presentación” con objeto de ser aceptada y para evitar la agresividad hacía los extraños.
Pero con ser la formula social más pacifica, los bononos son un caso único en la naturaleza.
Creo suficientes los ejemplos. Pasemos a ver que pasa con los humanos.
En realidad, la pretendida inteligencia solo ha complicado las cosas, porque en lo básico nos comportamos como nuestros primos primates.
La humanas siguen teniendo el imperativo de procrear, lo que las pijas del cosmopólitan llaman el reloj biológico.
La mujeres necesitan tener descendencia y de forma intuitiva buscan los mejores genes disponibles, pero ahí es donde la cosa sigue siendo igual que el las especies no inteligentes porque en vez de hacer uso del inteligente sentido común, y buscar machos que reúnan buenas cualidades generales como la inteligencia, o el buen carácter, tienden a volverse locas por los individuos más canallones y asilvestrados que puedan encontrar.
Un magnifico ejemplo de este comportamiento indeseable es ese nefasto programa de televisión en la que una sucesión de barbis manoli se intentan enrollar con un antropopiteco calvo y descerebrado, — es una especie de concurso y este tipo lo gana, lo cual es un más que triste ejemplo del gusto femenino dominante — todo tatuado y mazas, pero con una inteligencia tal que le permite despreciar a una chica porque es más alta que él, hasta el punto de decir que no se le acerque que le da asco.
En fin, puede que yo esté más evolucionado o más desesperado, pero a riesgo que hacer el chiste del mono y la jirafa, no le hubiera hecho ningún reproche a la chica, guapa y bien proporcionada pese a su uno ochenta.
Confieso que no he seguido ese engendro televisimemo y lo poco que se de él es porque coincide con un rato muerto en el que hago zapeo, aparte de que no puedes poner la televisión sin encontrarte un programa de “recortes” donde aparezcan escenas de este muermo.
Pero el caso es que prueba que las mujeres jóvenes en general, tienden a enamorarse de buenos chicos, pero solo se vuelven locas por los antropopitecos.
Sí, ahora a lo buenos chicos les ha dado por ponerles la etiqueta de Mirindas.
No deja de ser un síntoma de como están las cosas.
La inteligencia debería hacer que eligieran a machos por sus cualidades generales, pero en realidad es el instinto lo que las hace elegir no a los mejores, sino el físico más espectacular. Aunque les cueste ser maltratadas en un futuro — pero de el porque permiten ser maltratadas, como llegan a ese punto y porque perdonan al antropopiteco de turno y siguen con el al salir del hospital, es tema para otro artículo aunque este relacionado con lo dicho hasta ahora —.
Por otro lado, el instinto de anidamiento, es decir, la necesidad de formar un hogar apto para la cría, las hace buscar, en una pirueta intelectiva nefasta, a los buenos partidos. Una vez más, depreciando a todo macho que aunque sea un buen tipo, cariñoso, inteligente y capaz de hacerla felices, si no es un buen mantenedor del hogar, no sirve y se quedan con babosos pero seguros.
La inteligencia hace que las mujeres se sientan avergonzadas de sus instintos y hablen de que prefieren hombres sensibles, que la apariencia no es lo importante, que se pueden enamorar de un tipo feo, que buscan hombres que se comprometan, etc, etc, etc. Pero no deja de ser un mito.
Los feos, débiles, enfermos o viejos solo tienen una oportunidad si tienen poder o dinero, esta es una perversión del instinto, pero consistente con el imperativo de anidamiento.
Si me puedes dar un nido bonito copulo contigo. Se supone que las aves son menos inteligentes que los mamíferos pero este comportamiento lo desdice.
Por otro lado, siempre habrá supuestas excepciones, de feos y feas que tengan éxito pero si nos paramos a analizar caso por caso, vemos que en realidad cumplen unas reglas de emparejamiento de individuos subordinados.
A veces, en casi todas las especies y llevados por el poderoso instinto de procreación, los individuos de jerarquía menor, rechazados por los Alfa y Beta, se empareja entre ellos, pasando desapercibidos ante los individuos Alfa y Beta de la tribu.
No deja de ser un consuelo para los individuos que difícilmente pueden competir con los mejor dotados pero es una clara transgresión del imperativo de mejora genética.
En esta linea también se descubren multitud de casos de homosexualidad provocados por el imperativo de inseminación de los machos.
Como decíamos en Vallekas, “un culo es un culo”.
Los machos, en casi todas las especies, tienen el imperativo genético de necesitar inseminar, distribuir sus genes en el mayor número de hembras posibles, esto solo se contradice en las especies con matriarcado, pero también se observa que los machos son atraídos por la hembras de menor rango a falta de ocasiones mejores.
Los machos en casi todas las especies son promiscuos si les deja.
Los machos que no consiguen ser dominantes, en teoría no podrían procrear, en virtud de la regla de transmisión de los mejores genes — físicos, repito que la inteligencia no es un parámetro relevante en la transmisión de genes, entre otras cosa por que lo que nosotros llamamos inteligencia de forma homocéntrica, no deja de ser una anomalía evolutiva hasta el momento, y por lo demostrado hasta ahora, es una anomalía destructiva —, pero el instinto tanto en hembras como en machos subordinados les lleva a emparejarse de forma clandestina.
En los humanos se producen las parejas de menor rango con mayor facilidad, pero no deja de ser lo que podríamos llamar efecto “están verdes”.
Pero es inevitable que los machos, los hombres, cuanto más primitivos e instintivos son, cuanto más fuertes son sus pulsiones y más dominan al intelecto, tienden a intentar inseminar a toda hembra que se les ponga tiro.
En muchos casos, cuando son elementos de bajo rango, cualquier hembra es aceptable, y cuando son de muy bajo rango… bueno, surge el delito contra la libertad sexual o la prostitución, que en realidad no es un comportamiento exclusivamente humano.
Comportamientos que no dejan de ser una prueba de muy baja capacidad intelectual, o de una fuerte tara en los procesos mentales.
Tanto como el caso contrario, cuando elementos de muy alto rango se comportan como puteros o depredadores sexuales, dando muestras de que su éxito social no implica un intelecto avanzado. Otro tipo de tara mental en si.
Pero en condiciones normales, cualquier macho, necesita procrear.
Por lo que al aproximarse a una hembra, siempre, en todos los casos y de forma más o menos instintiva, la valorara como posibilidad de cópula. Al igual que toda mujer, al aproximarse a un macho, siempre y de forma más o menos consciente, lo valorara como posible padre mantenedor de una hipotética camada, como un buen partido.
En virtud de estos instintos, es del todo imposible que un hombre y una mujer sean solo amigos.
En el caso de que la mujer no se sienta inclinada a permitir la cópula, — sí, ya se, pero todas las demás consideraciones al respecto tienen un origen cultural, fruto del axioma “la inteligencia solo complica las cosas”—, tendera a rechazar al macho de forma no violenta. En la especie humana, generalmente, la hembra es más débil que el hombre y al igual que los osos, tienden a evitar confrontaciones físicas. Las mujeres han desarrollado un instinto de comportamiento que las lleva a intentar endulzar el rechazo, y por eso intentan mantener la ilusión de amistad.
Pero es falso, es simplemente un rechazo por medios que intentan evitar la violencia.
Por otro lado, el macho rechazado, como en los cánidos, mantiene la ilusión de poder conseguir la aceptación de la hembra en un momento de guardia baja, los cánidos juegan con la poderosa pulsión del celo en las hembras que llegado el momento, pueden aceptar cualquier macho a cambio de la imprescindible satisfacción sexual que necesitan, — solo las humanas pueden reprimir sus necesidades sexuales hasta llegar a extremos lesivos para su salud —, una vez más la inteligencia lo complica todo. En la hembras humanas, el celo es continuo pero permanentemente reprimido intelectualmente como fruto de los ritos sociales impuestos por una más que discutible inteligencia.
En el noventa por ciento de los casos, si las mujeres cedieran siempre a sus instintos, sería muy raro que no mantuvieran múltiples encuentros sexuales con múltiples machos, pero socialmente llevan siendo reprimidas en su pulsión sexual desde el principio de la civilización, por lo que solo ceden a su instinto cuando es más poderoso o en virtud de ritos sociales absurdos.
Como resultado tenemos que cuando son libres de elegir (?) tienden a buscar solo los machos más dominantes y poderosos, como más arriba se ha comentado.
Y por contra, los machos se han visto impelidos a ser más agresivos y persistentes.
Por eso, un macho no agresivo rechazado tendera a mantener una ilusión de amistad con tal de mantener abierta la posibilidad de un hipotético cambio de opinión por parte de la hembra.
Cambio que nunca se produce.
El que la sigue la consigue es otra solemne estupidez.
Así pues, cuando una mujer dice esa grosería, odiada por todo hombre, de; “te quiero, pero solo como amigo”, el hombre tiende a aceptar esa situación por autoengaño, solo por que no tienen otra opción — racional — que esperar a ver si hay un cambio de opinión.
Y aguanta hasta que se cansa de esperar y se larga.
Desenlace que no deja de ser un alivio para ambos, ella deja de sentirse deseada contra su voluntad y el deja de sufrir dolor de huevos.
En realidad, sí es posible la amistad entre un hombre y una mujer, sin ir en contradicción con lo expuesto. Y es en el caso de que la pulsión sexual sea satisfecha. Una vez superada la tensión sexual, es posible que el macho pierda el ínteres instintivo y la hembra deje de sentirse acosada, pudiendo establecerse una relación intelectual.
Pero en ese caso, se dispara el proceso instintivo de anidamiento, si una hembra ha copulado, espera formar nido con su pareja, por lo que las tornas se invierten y es el macho el que es acosado con las pretensiones de la hembra.
Todo esto va en contra de los imperativos sociales impuestos en las sociedades judeocristianas, donde en los últimos miles de años se ha reprimido la sexualidad femenina y exacerbado el concepto de propiedad masculino sobre las mujeres y la cultura del acoso.
Por lo que una relación relajada entre sexos es, en la mayoría de los casos, imposible.
Así pues, y mientras no se asuman los instintos y se de predominio al intelecto es evidente que no puede existir nunca una amistad entre hombres y mujeres sin eliminación previa de la pulsión sexual y el instinto de anidamiento.
Esto solo es posible con una profunda introspección y una intensa reeducación de los comportamientos personales y sociales… y como tal cosa es imposible, aun más, entorpecido desde las estructuras de poder que prefieren a la humanidad lo más estúpida y salvaje que sea posible.
Como socialmente se prefiere a hombres y mujeres frustrados y antropopitecos estúpidos, pues…
No, así que no, no puede ser amigos los hombres y las mujeres.
Jorge Díaz
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